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Carmen Amaya

  • Foto: Josep Carreras

    Nota biogràfica

    Carmen Amaya y Amaya (Barcelona, 1913 – Begur, 1963) nació en el seno de una familia gitana del barrio barcelonino del Somorrostro. Desde pequeña, su vida estuvo relacionada con el baile y la cultura flamenca. Se deben buscar sus orígenes en el baile en las tabernas de la capital catalana, donde bailaba acompañada de su padre, que era guitarrista. Empezó a llamar la atención entre el público barcelonino, hasta que se incorporó en la compañía de Raquel Meller a finales de los años veinte. En 1929 actuó en París, y desde entonces saltó a la fama mundial. La bailaora encadenaba giras y espectáculos por Europa, América del Sur, los Estados Unidos y el norte de África con la participación en distintas películas españolas, latinoamericanas, estadounidenses y francesas.

    Casada desde el 1952 con el santanderino Juan Antonio Agüero, en el último tramo de su vida quiso disponer de un espacio tranquilo donde descansar entre sus compromisos artísticos. El lugar escogido fue el Mas d’en Pinc, en Begur, que Amaya conoció a través de su representante. La bailaora vivió sus últimos años en este pueblo del Baix Empordà, donde dejó huella gracias a su implicación en actos del pueblo.

    Estilo y espectáculos

    Carmen Amaya redefinió el baile flamenco a partir de un estilo apasionado, instintivo, fruto de haber aprendido a bailar de manera autodidacta. La emoción, la tensión y la libertad de movimientos caracterizaban una forma de bailar que rompía los moldes del papel de la mujer en el baile flamenco, hasta entonces mucho más discreto y encotillado. Destacó en el zapateado, un paso en el cual sobresalía en técnica y velocidad, y que algunas veces bailaba llevando pantalones, en vez del habitual traje de faralaes

    La personalidad artística de Amaya la convirtió en una artista reclamada por el público de todo el mundo. Entre los escenarios de prestigio en que actuó, se pueden destacar el Teatro de la Zarzuela (Madrid), el Teatro de los Campos Elisios (París), el Carnegie Hall (Nueva York) y el Hollywood Bowl (Los Angeles), entre otros. Por otra parte, Amaya actuó en películas como La Bodega (1929), María de la O (1936), See My Lawyer (1945) y Los Tarantos (1963).

    Amaya y el Baix Empordà

    Volviendo de una gira por América y Europa, Carmen Amaya llegó a Begur el 1961 y se instaló en el Mas d’en Pinc, una masía fortificada desde el siglo XVII. El carácter generoso dela artista y su predisposición para implicarse en las iniciativas del pueblo despertó la simpatía de la gente de Begur. Una buena prueba del talanto de Amaya es la organización de un festival benéfico en Begur para recaudar fondos para iluminar el castillo del pueblo. Esta fue la última ocasión en que bailó en público. El 19 de noviembre de 1963, justo la mañana siguiente de ser nombrada hija adoptiva de Begur, la artista murió en el Mas d’en Pinc. Fue enterrada en el cementerio de Begur, aunque un tiempo después, los despojos se trasladaron a Santander por voluntad de su viudo.

    El Mas d’en Pinc – propiedad municipal desde 1965- acogió una exposición permanente en homenaje a la bailaora. El 2018, la Asociación de Comercio y Turismo de Begur impulsó un festival de homenaje a Amaya, con actuaciones y actividades relacionadas con el baile flamenco.

  • Foto: Josep Carreras

    Amaya i el Baix Empordà

    Tornant d’una gira per Amèrica i Europa, Carmen Amaya va arribar a Begur el 1961 i es va instal·lar al mas d’en Pinc, un mas fortificat del segle XVII. El caràcter generós de l’artista i la seva predisposició a implicar-se en les iniciatives de la vila va despertar la simpatia de la gent de Begur. Una bona prova del tarannà d’Amaya és l’organització d’un festival benèfic a Begur per recaptar diners per il·luminar el castell del poble. Aquella va ser la darrera ocasió en què va ballar en públic. El 19 de novembre de 1963, just l’endemà d’ésser anomenada filla adoptiva de Begur, l’artista va morir al mas d’en Pinc. Va ser enterrada al cementiri de Begur, tot i que un temps després les despulles es van traslladar a Santander per voluntat del seu vidu.
    El mas d’en Pinc –propietat municipal des de 1965– acull una exposició permanent en homenatge a la bailaora. El 2018, l’Associació de Comerç i Turisme de Begur va impulsar un festival d’homenatge a Amaya, amb actuacions i activitats relacionades amb el ball flamenc.

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